Padecer una lesión crónica no es motivo de alarma. Muchos corredores y atletas acuden a nosotros ya lesionados, después de pasar por múltiples sesiones de terapia, sin lograr éxito alguno. Se sienten frustrados, pues a pesar de haber aplicado todas las tecnologías más avanzadas, sus lesiones persisten o han regresado cuando han tratado de regresar a su actividad. Algunos ya se han tomado todas los fármacos posibles y por haber, todos los suplementos y hasta las hierbitas que le recetó la abuelita. Se han inyectado, infiltrado y realizado otros métodos invasivos sin lograr resultados esperados. Cuando los métodos comunes no surten efecto viene entonces la mala noticia: “su lesión es crónica”. Ya con esto pareciera que se le ha dicho que su cuerpo está descompuesto, que es su culpa por haberlo desgastado y no le queda más que aguantarse, porque una lesión crónica es ya algo serio y no le queda más que cambiar su deporte y empezar a jugar ajedrez. Lo más cercano que llegará a correr de nuevo es en una elíptica, con suerte.
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Abril 2019
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